El Tren de la Droga

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Llevo desde el Ascenso aguantando memeces de personas que reiteran (por si acaso soy más imbécil que ellos) que nuestro campo es un polideportivo, que no sabemos ni dónde estamos, que vamos a descender antes de Navidad o que Hernán es uruguayo.

Pues bien, a todos estos gaznápiros les voy a mandar un pepinazo en forma de parábola. En este caso señalaré que el fútbol es una feria con atracciones. Y para que se me entienda tendrá que ser una atracción muy concreta. Mmmmm, por ejemplo... ¡El Tren de la Bruja!

No sé en qué pensaba mi madre cuando consideraba que, un tierno PoloAbreTribuna de 8 años, estaba preparado para enfrentarse a un yonqui palillero con máscara y peluca. Con la excusa de ser una actividad lúdica, te zurraba provocando más asco que dolor. Está claro es que estas cosas forjan el espíritu de un guerrero.

Ni que decir tiene que hemos aguantando infinidad de escobazos de una bruja dentro del túnel de la 2ªB, incluso postrándonos de rodillas en mitad del trayecto y eso nos ha hecho duros de espíritu ante la adversidad.

No era divertido, no era educativo, no era bonito y, casi seguro, podía contagiarte alguna enfermedad que derivase en vergonzantes verrugas, pero con la fe del que intenta robar la escoba a la bruja, seguíamos luchando en innombrables campos de Madrid, Galicia y Castilla.

Hoy estamos fuera del túnel. Blandimos la escoba con más orgullo que un portaestandarte romano y nos dedicamos a saludar a todo el que esté mirando. Aunque no lo parezca, sabemos que tarde o temprano el Tren de la Bruja volverá a entrar al túnel y, allí, nuestro amigo drogodependiente nos estará esperando con intenciones poco amigables para comprobar de qué pasta estamos hechos.

Dejadnos recorrer nuestro camino, ya vendrán tiempos peores o, incluso, Hernán nos enseñará un sorprendente pasaporte.

Pero tranquilos que ya hemos estado allí y no nos sorprenderá volver a sufrir. Disfrutemos el presente, que los únicos toxicómanos que tenemos a la vista consumen "meta blanquiazul".