Sioví, Siovas o el mapa de carreteras de tu padre
Bien es sabido que a esta web hay que venir como mínimo con chaqueta, corbata y zapato de corte prusiano. Teniendo en cuenta que es agosto y permanezco más tiempo del recomendable en ropa interior, me perdonaréis que no haya sido capaz de ponerme la pajarita hasta hoy para hablar sobre nuestro primer partido fuera de España.
Tampoco queda tanto de verano, por lo que entiendo que los millenials ya tendrán terminados (o casi) los cuadernillos de "Vacaciones Santillana". Instruyamos a las criaturas.
Pongámonos en situación.
En una calurosa tarde estival de 1510, un joven muchacho llamado Lenox se encuentra harto de llamar al servicio técnico de su operador de internet. Por más que lo intente, solamente le pasan con ineptos que le piden que reinicie el router. Por falta de cualificación de los técnicos, por un corte en la fibra óptica o simplemente por la inexistencia de electricidad canalizada en esa época, no era capaz de reestablecer la conexión.
Nuestro amigo Lenox se fue a la cocina, arrolló a su madre entre rezongos y se abrió una Cocacola Life ("fuck aspartamo", solía decir Lenox). Mientras pegaba sorbos como un manatí rabioso, enfiló el pasillo y se encerró en su habitación, no sin antes escuchar a su madre decir "¿has probado el regalo de tu abuela?.
"La madre que parió a estos sinvergüenzas. Para pasar la domiciliación todos los meses no tienen cortes...", ladró Lenox mientras abria la caja de la tableta gráfica que le había regalado su abuela.
Por suerte venía con todos los drivers y demás zarandajas para evitar tener que usar la conexión a internet.
Una vez configurado todo y tras pintar un par de chorras a modo de prueba, decidió pasar a mayores. Creó lo que en definitiva sería uno de los primeros globos terráqueos. El muchacho lo veía soso, por lo que empezó a pintar fauna y flora, dibujando en las zonas que desconocía animales mitológicos con la siguiente leyenda: HIC SUNT DRACONES.
"Hic sunt dracones" venía a significar "aquí hay dragones". Desde entonces, cartógrafos y niños sin internet, utilizaban la idea del joven Lenox para reflejar zonas inexploradas o desconocidas; o lo que es lo mismo, cubrían su propia ignoracia con un comodín muy socorrido.
Pues señores, en el mapa que tiene Felipe en Butarque (al lado de los calendarios calentorros), todo lo que excedía de nuestras patrias fronteras era un HIC SUNT DRACONES de manual.
Pues nada, resulta que ya conocemos tierras griegas de mano del barbiespeso Siovas y hemos visto que no hay ni dragones, ni cíclopes, ni minotauros, ni nada que se le parezca. Al final ha resultado ser un partido de fútbol (aburrido) que nos demuestra que vamos creciendo. Eso sí, muy despacito.
Algún día, los territorios hostiles y desconocidos poblados por dragones, solamente serán un recuerdo para honrar a los seguidores pepineros que fueron colonizando territorios otrora inaccesibles.
PD. Sí, la historia de Lenox es absolutamente real como las películas basadas en hechos reales de Antena 3.